Dios oyó las palabras de quien reclamaba ante ti [¡Oh, Muhámmad!] acerca de su esposo y se quejaba por su aflicción ante Dios, y Dios escuchaba su diálogo porque Dios todo lo oye, todo lo ve.
Quienes digan a sus mujeres: “¡Eres para mí tan ilícita como mi madre!” deben saber que ellas no son sus madres. Sus madres son solo quienes los han dado a luz. Lo que dicen es reprobable y falso, pero Dios es Remisorio, Absolvedor.