¡Dios! No existe nada ni nadie con derecho a ser adorado excepto Él, el Viviente [Eterno], el Sustentador [y Gobernador de toda la creación]1. No Le afectan somnolencia ni sueño. Suyo es cuanto hay en los cielos y la Tierra. ¿Quién podrá interceder ante Él si no es con Su permiso? Conoce el pasado y el futuro [lo manifiesto y lo oculto] y nadie abarca de Su conocimiento salvo lo que Él quiere. El escabel de Su Trono2 abarca los cielos y la Tierra, y la custodia [y mantenimiento] de ambos no Le agobia. Y Él es el Sublime, el Grandioso.